Dicen, los que le conocían, que era un señor solitario y que tomó la decisión cuando solo tenía 30 años. Un día fue ante un notario y con la ayuda de dos testigos eligió a los afortunados. Este le pidió al notario el listín de teléfonos y empezó a escoger nombres "a voleo". Así fue como hizo el testamento este hombre que ahora, a los 42 años, ha fallecido.
El notario no salía de su asombro y pensó que este hombre no estaba "bien de la azotea". Pero más tarde se dio cuenta que sabía lo que hacía y aceptó el texto.
El hombre ha dejado nada más y nada menos que una casa de 12 habitaciones en Lisboa, otra en Guimaraes, un coche y una cantidad de 25.000 euros. Los herederos aún no se lo creen y todavía se preguntan por qué les ha tocado a ellos…eso sí, dudo mucho que no acepten su premio…
Entre los agraciados se encuentra una anciana de 76 años, la cual piensa que ésto es una broma de la televisión…
El fallecido es hijo de una familia de ricos y se ha pasado toda la vida vendiendo sus pertenencias. Apenas salía de casa y se pasaba las horas leyendo y escuchando música.